Cuando murió mi abuela yo tendría 8 años, creo que esa fue la primera vez que visite la funeraria, y su jardín trasero, no recuerdo quien me llevó ahí, alguien que seguramente me quería explicar por que toda la familia, gente que conocía y que no conocía se habían reunido, y que ya no vería a la madre de mi madre, como todos los sábados cuando iba a la casa a comer, y ayudaba a mi mamá a preparar la comida, aunque nunca le ayudaba en mucho; mi mamá siempre decía que su madre tenia el mejor sazón pero nunca la vi haciendo más que pelar algunos chicharos mientras estaba sentada en la mesa del desayunador, hablando con mi madre. Ahora entiendo que lo que mi mamá menos quería es que su propia madre hiciera algo, después de tantos años de preparar comida para 11 o más personas era tan solo justo que la ayuda que aportara en la cocina fuera la de pelar chicharos y habas y hablar un buen rato.
Algún tiempo después regresé al mismo jardín de la funeraria después de ir a algún velorio de algún familiar yo supongo, no puedo decir con exactitud de quien habría sido, pero recuerdo el jardín, siempre tan pálido, aun cuando esta lleno de rosales y grandes jardineras en varios niveles hechas por piedras de cantera grises todas; guarda una palidez tan apropiada al lugar que discretamente adorna, o tal vez es la imagen que tengo de los momentos en los que he estado en ese jardín. Pero no son de tristeza los recuerdos y las imagenes que tengo , sólo me viene el recuerdo de una mesa de esas metálicas de hierro colado pintada de blanco con tres sillas del mismo estilo y color, sin nadie sentado en ellas.
Creo que desde que tengo 8 años ya no he pelado más chicharos o habas
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